jueves, 9 de mayo de 2013

Inciensos


Los inciensos se utilizaban ya en épocas remotas para atraer la ayuda de las divinidades, con adecuados rituales entraban en contacto con energías sutiles que sus vibraciones ayudaban a solucionar varios problemas de la cotidianidad. Por ejemplo en Egipto les fue dado un poder esotérico y cuando hacía falta preparar una ceremonia o ritual propiciatorio se hacían fumigaciones de incienso durante el alba, el mediodía y al ocaso.

El aroma del incienso es muy atrayente,  normalmente es de esos olores que o gusta mucho no gusta nada.

El incienso crea un ambiente de buenas vibraciones, energías positivas. Tan sólo respirar sus fragancias; transmiten paz, tranquilidad, armonía, bienestar, etc.

El incienso, del latín incensum, participio de incendere, ‘encender’, es una mezcla de resinas aromáticas vegetales, a las que  se le añaden aceites esenciales de origen animal o vegetal, de forma que al arder desprenda un humo fragante terapéuticos que armoniza.

Las culturas  china y japonesa usaron el incienso como parte integral de la adoración de deidades.
Los hindúes lo usan para adorar a sus dioses.
Los budistas también le dan un uso muy importante para honrar a sus ancestros y equilibrar las 5 energías.
En la  Iglesia Católica para la adoración eucarística, procesiones, etc.
El incienso se  adquiere en cualquier   centro comercial  o establecimiento,  en diversas formas, siendo la más conocida la de  varita, sin embargo, a nivel doméstico se puede fabricar artesanalmente  un incienso a partir del quemado de hojas y flores secas de plantas aromáticas 

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